La felicidad, a veces, es una bendición, pero generalmente es una conquista”. (Paulo Coelho)
Todos hemos experimentado tristeza en algún momento de nuestra vida, como resultado de un cambio, una pérdida o una desilusión. Este sentimiento puede ser necesario y transitorio e incluso puede brindarnos la oportunidad de realizar cambios en nuestras vidas que redunden en crecimiento personal. La depresión sin embargo, se diferencia de la tristeza normal en que es persistente, desagradable, interfiere en nuestra vida cotidiana y se acompaña de una serie de síntomas que detallamos más adelante. Por otra parte, la persona triste tiene un rol más activo ante las adversidades, la persona deprimida en cambio es más pasiva ante los acontecimientos y más pesimista respecto al futuro.
Síntomas de depresión:
Tristeza: la tristeza o angustia constituyen uno de los síntomas más característicos de depresión y pueden aparecer en ciertos momentos o prácticamente todo el día.
Irritabilidad: casi cualquier cosa nos enoja. Seguramente las personas que nos rodean noten el cambio.
Cansancio o falta de energía: nos cuesta comenzar a hacer algo o sólo realizamos aquello que es estrictamente necesario.
Desgano: casi nada nos interesa, incluso dejamos de disfrutar aquellas cosas que antes nos gustaba hacer.
Alteraciones del sueño: nos cuesta conciliar el sueño, nos despertamos durante la noche o más temprano. También puede aparecer hipersomnia, es decir, dormir más de lo habitual.
Ideas de suicidio: Podemos empezar a pensar en la posibilidad de quitarnos la vida e incluso a imaginar cómo hacerlo.
Cambios en el apetito: modificamos nuestros hábitos alimentarios, comiendo poco o en exceso.
Disminución del deseo sexual: el sexo puede dejar de interesarnos o dejamos de disfrutarlo.
Dificultades de atención y concentración: nuestras preocupaciones y malestar nos hacen difícil concentrarnos en una tarea; nos distraemos con mayor frecuencia, aumentando el riesgo de accidentes.
Sentimientos de culpa: nos podemos sentir responsables de todo lo negativo que sucede a nuestro alrededor, e incluso culpables de estar deprimidos.
Estos síntomas persisten por lo menos durante dos semanas y producen un malestar significativo y alteran la vida familiar, social o laboral de las personas.
Si tenemos estos síntomas debemos tomar medidas; nuestra calidad de vida y la de quienes nos rodean merecen tomar una decisión.
Tratamiento
Puede incluir psicoterapia, fármacos o una combinación de ambos. Los estudios indican que la combinación de antidepresivos y terapia es más efectiva que cualquiera de los dos tratamientos aislados, pero la elección del tratamiento más adecuado depende de las causas de la depresión y de las características propias de cada persona.
En nuestra experiencia clínica hemos observado que quienes padecen depresión presentan además dificultades a nivel de sus relaciones interpersonales, que deben ser abordadas en el tratamiento. Habitualmente no se nos enseña cual es la mejor forma de comunicarnos con los demás para lograr nuestros objetivos (tener amigos, relacionarnos en el trabajo, comunicarnos con nuestros hijos). Este aprendizaje “no guiado” nos puede predisponer a relacionarnos de forma inadecuada, con el consiguiente deterioro de las relaciones interpersonales y de la autoestima, pudiendo generar síntomas depresivos.
El tratamiento que brindamos incluye el abordaje de las áreas antes mencionadas, en forma individual o en pequeños grupos, de manera didáctica e interactiva, para que los pacientes puedan trasladar lo trabajado en la terapia a su vida cotidiana.
Alejandro Ibarra, Psicólogo Terapia Cognitiva Conductual.